"Habíamos ido y venido por los vericuetos de nuestras vidas, accidentales y azarosos como lo son los de todas las vidas humanas, conociendo a otros, peleando con otros, amando a otros,....sin tropezarnos nunca con ese corazón afín que el poeta sueña y cree, en la noche solitaria, que late en alguna parte, tant prop, tant prop ...tan cerca, tan cerca. Hasta que de pronto, donde menos lo esperábamos, donde menos nos convenía.., lo habíamos encontrado.
Esta es la razón que explica sobre cualquier otra mi descarrilamiento, el destrozo de mi arreglo vital y de tantas otras cosas que iba a provocar mi pasión por ella: la certidumbre, serena absoluta y exacta, de que ella era la que me correspondía, la que me completaba, la que me hacía ser yo."
De La llama de Focea.
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